Nuestro compañero, Carlos Pérez, ha
publicado una nueva obra; un libro de relatos.
Cuando, hace unas semanas, Carlos me
pidió que presentara su último libro, en nuestro centro me sentí triplemente
orgulloso: primero porque confió en mí, segundo por presentar un libro (la
presentación de un libro siempre es motivo de satisfacción), y en tercer lugar
porque se iba a hacer en nuestro centro, donde trabajamos, y delante de todos
los alumnos, padres y compañeros. Por todo ello, gracias.
Ha publicado varias obras. Como poeta
(que también escribe poesía): Memoria de
la luz, Ruegos y preguntas, Llamada de la tierra, Panteón interior, Temblor,
Razón de convivencia y la antología Andalucía
en verso. Y todo esto desde el año 1992. Lleva la friolera de catorce años publicando.
También tiene libros de relatos como Nico y Aurora y otros relatos malagueños,
Sobre el papel y este que tenemos aquí. A nuestros jóvenes estudiantes
quiero anunciarles que se encuentran en la biblioteca y pueden leerlos cuando
quieran.
En la solapa de este libro pueden leer
unas breves anotaciones de Carlos… pero ¿quién es Carlos? Es un temerario de la
literatura. Y les diré por qué.
Recuerdo que cuando llegó a nuestro
centro nos preguntábamos (me preguntaba) ¿qué hace un profesor de inglés
cambiando de especialidad para impartir clase de Lengua y Literatura? Porque
hay que ser un auténtico temerario para adentrarse en los pliegues de la
literatura como profesor, pero él fue más lejos porque no solo enseña
literatura (y sus alumnos pueden atestiguar que con pasión) sino que también la
escribe y aquí tenemos la prueba de su temeridad: enseñar y escribir, ¡casi
nada!
Los relatos se caracterizan por ser
cortos y por contar algún detalle, sin entrar en pormenores, sobre el
nacimiento, desarrollo de un personaje o por qué se convierte en asesino, por
ejemplo. Precisamente en el primer relato aparece un asesino; ahora bien lo que
me ha llamado la atención (aparte de su
extensión, es el más largo y da pie a la portada) no es el asesino (que, a buen
seguro, lo iban a descubrir o matar o se suicidaría en las vías del tren ¡vete
tú a saber!) sino los detalles que, como narrador, configuran a uno de los
personajes. Cuando lo lean no busquen al asesino sino que vayan al lado de
quien lo busca, quizá se lleven una sorpresa. El narrador hace que la vida
silente de algunos personajes sea tan importante como el relato en sí, pero el
narrador (agazapado tras las líneas) no nos dice nada, espera que nosotros lo
descubramos.
El segundo relato Retratada para siempre es bastante actual de lectura muy ágil y
sorprendente, francamente sorprendente.
En Cambio
de papeles destacaría el yo narrador que nos hacer revivir esa infancia
mofletuda… No digo más. Solo unos pequeños detalles de (otra vez) un narrador
sutil hacen que descubramos su forma de narrar.
La
historia del soldado Bazán
es muy detallista. Empieza casi igual que acaba, casi con las mismas palabras:
“A Hilario Bazán, … , la vida se le puso por delante demasiado pronto” y acaba:
“… por desgracia … por delante demasiado pronto” He omitido algunas palabras.
Pero lo que más me ha llamado la atención, como he dicho antes, ha sido el
detallismo: al personaje no le gustaba sacar punta al lápiz con el machete, o
que guarde su primera libreta (donde su nombre lo escribe sin hache) o cómo le
gustaba acariciar al gato… En fin, son detalles que forjan al personaje y
Carlos nos lleva a que comprendamos por qué es así. No nos dice nada, solo nos
presenta los actos que definen al personaje y que nos hagan pensar qué hace ahí
ese personaje.
No voy a contar todos los relatos…
pero en Según Eva, según Leo,
reconozco que hace todo lo posible para que no nos pongamos de parte de
ninguno. Díganme cuando lo lean si lo ha conseguido… Otra vez tenemos un
narrador sutil.
Uno de los relatos que más me ha
gustado es Un chirimbolo y un Madelman.
En mi pueblo no se dice “chirimbolo” sino que diríamos: cachivache, trasto,
cosa. A los más jóvenes debemos decirles que los “Madelman” eran unos muñecos
con mil y un trajes (de militar, buzo, esquimal…) con perros, cintos con las
balas, pistolas, escopetas... y un sinfín de artilugios. Yo nunca tuve un
Madelman (cuyo lema en los anuncios en blanco y negro era: “Los Madelman lo
pueden todo”, que repite en el libro…- no digo más); nunca tuve uno porque eran
muy caros. Hoy día son piezas de coleccionista. De esta forma podréis entender
mejor gran parte del relato. Hace años los
chicos jugábamos con muñecos: los Madelman, los Geyper-Man, los indios de
plástico y los vaqueros en su fuerte Comansi… Ahora los chicos no juegan con
muñecos… y me pregunto: ¿jugarán a otras cosas como, quizá, uno de los
personajes…? Creo que el narrador trata esta historia como si los personajes
estuvieran jugando y como si él jugara con los personajes. Si Dios jugara a los
dados, quizá más de uno de nosotros habría jugado con un Madelman y quizá
habría conocido a una tal Puri y la habría llevado a tomar una cerveza al
Reflejo de Luna… ¿Quién sabe?
De Descubrimiento
tardío, decir que el padre del Carlos fue pintor. Este es otro de esos
detalles que iluminan el relato. Añado las sensaciones que nos transmite.
También lo consigue en Viaje de vuelta
o Ansiedad de buzón. En este último,
reconozco que esas sensaciones, esa manera de narrar, han hecho que me
encapriche de un personaje… ¿Ocurrirá con todos los lectores de la misma forma
y por los mismos motivos?
El último relato El impostor trata sobre eso, los impostores. El escritor puede ser
un impostor porque cuando se dirige a nosotros ¿quién nos habla: el hombre que
vemos o el hombre que narra? Otra vez la sutileza de la narración con pequeñas
pinceladas casi modernistas nos encierran en el relato.
El resto de relatos es mejor que los
lean y que disfruten como yo he disfrutado porque su lectura es rápida y muy
ágil. Nos introduce en la historia de los personajes casi sin que nos demos
cuenta… como una buena comida o una pastilla cuando nos duele algo, por eso las
Aspirinas gratinadas (otro relato
realista y muy optimista).
Espero que el libro les guste.
José Luis
Gutiérrez
A continuación mostraremos un vídeo del acto realizado en el IES Salvador Rueda: